Aquí os dejo el texto periodístico con el que vamos a trabajar en clase la influencia de los mass media. Podéis escuchar la emisión radiofónica en el siguiente enlace a Youtube a partir del minuto 05:00.
EL DÍA QUE ORSON WELLES SEMBRÓ EL PÁNICO CON
"LA GUERRA DE LOS MUNDOS"
Un 30 de octubre DE 1938 el célebre personaje entraba en el Estudio Uno de la CBS para narrar en directo la adaptación de la novela de H.G. Wells y poner el planeta a merced de los alienígenas.
Imagen
de Orson Welles durante la rueda de prensa que ofreció el 31 de
octubre de 1938 para explicar la emisión - efe
Hoy
día resulta impensable concebir que un fenómeno tan extraordinario
como el que aconteció un 30 de octubre de 1938 pudiera volver a
suceder. Hace 82 años un joven Orson Welles ponía el mundo patas
arriba al provocar el pánico entre miles de personas convencidas de
que Estados Unidos estaba siendo invadida por un ejército de
alienígenas.
Alrededor
de las ocho de la tarde, el Estudio Uno de la Columbia Broadcasting
en Nueva York se convertía en el escenario donde Welles iba a
interpretar, acompañado de la compañía teatral Mercury, la novela del escritor británico H.G. Wells, «La
guerra de los mundos».
Tan solo
unos meses después de que la popular emisora CBS le ofreciera llevar
a cabo un programa semanal basado en la dramatización de obras
literarias, Welles lograba dejar los 59 minutos de radio más famosos
de la historia. En un contexto marcado por la Gran Depresión, el
locutor norteamericano pensó que tal adaptación contada en forma de
noticiario de última hora calaría en el seno de la audiencia. Y lo hizo.
A
pesar de que la "Columbia Broadcasting System" (CBS) y sus
estaciones asociadas habían presentando al inicio del programa
tanto a Orson Welles como al Mercury Theatre en la adaptación de «La
guerra de los mundos» de H. G. Wells, muchos radioyentes
sintonizaron más tarde la emisión o, simplemente, no prestaron la
suficiente atención a una simple introducción de lo que parecía un
programa cualquiera.
Así,
en plena víspera de Halloween, tan solo tuvo que prender la mecha
con un comienzo espeluznante: «Señoras y señores, interrumpimos
nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último
minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor
Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se
ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a
la Tierra con enorme rapidez... Continuaremos informando».
Tras
el primer corte y para darle aún mayor veracidad a la noticia,
Welles retomaba la supuesta emisión de una orquesta desde el Hotel
Meridian Plaza para volver a parar a medida que la ficticia invasión
extraterrestre se iba desarrollando, «damas y caballeros, tengo que
anunciarles una grave noticia. Por increíble que parezca, tanto las
observaciones científicas como la más palpable realidad nos obligan
a creer que los extraños seres que han aterrizado esta noche en una
zona rural de Jersey son la vanguardia de un ejército invasor
procedente del planeta Marte...».
Alrededor
de 12 millones de personas escucharon la transmisión. Las
interrupciones eran cada vez más frecuentes y con un mayor tono de
alarmismo, como prueba la secuencia del personaje Carl Philips desde
Grovers Mill, en el Estado de Nueva Jersey, donde supuestamente estaba sucediendo el aterrizaje: «Señoras y señores, esto es lo
más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espera un minuto!
Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo.
Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos...
¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...»
Los
datos de audiencia estiman que cerca de 12 millones de personas
escucharon la transmisión y otras tantas cayeron presa del pánico
abandonando sus casas y colapsando carreteras, estaciones o
comisarías de policía. Los teléfonos de emergencia echaron humo
durante varias horas recibiendo multitud de mensajes que decían
haber visto a los extraterrestres. El polémico acontecimiento, que
terminaba con la «muerte» del propio Orson Welles a causa de los
gases que emanaban los invasores, en lugar de suponer el fin de su fulgurante
carrera, no fue más
que el inicio de una leyenda.
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