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viernes, 6 de marzo de 2020

LA GUERRA DE LOS MUNDOS

Aquí os dejo el texto periodístico con el que vamos a trabajar en clase la influencia de los mass media. Podéis escuchar la emisión radiofónica en el siguiente enlace a Youtube a partir del minuto 05:00.

EL DÍA QUE ORSON WELLES SEMBRÓ EL PÁNICO CON 
"LA GUERRA DE LOS MUNDOS"

Un 30 de octubre DE 1938 el célebre personaje entraba en el Estudio Uno de la CBS para narrar en directo la adaptación de la novela de H.G. Wells y poner el planeta a merced de los alienígenas.

Imagen de Orson Welles durante la rueda de prensa que ofreció el 31 de octubre de 1938 para explicar la emisión - efe

Hoy día resulta impensable concebir que un fenómeno tan extraordinario como el que aconteció un 30 de octubre de 1938 pudiera volver a suceder. Hace 82 años un joven Orson Welles ponía el mundo patas arriba al provocar el pánico entre miles de personas convencidas de que Estados Unidos estaba siendo invadida por un ejército de alienígenas.
Alrededor de las ocho de la tarde, el Estudio Uno de la Columbia Broadcasting en Nueva York se convertía en el escenario donde Welles iba a interpretar, acompañado de la compañía teatral Mercury, la novela del escritor británico H.G. Wells, «La guerra de los mundos».
Tan solo unos meses después de que la popular emisora CBS le ofreciera llevar a cabo un programa semanal basado en la dramatización de obras literarias, Welles lograba dejar los 59 minutos de radio más famosos de la historia. En un contexto marcado por la Gran Depresión, el locutor norteamericano pensó que tal adaptación contada en forma de noticiario de última hora calaría en el seno de la audiencia. Y lo hizo.
A pesar de que la "Columbia Broadcasting System" (CBS) y sus estaciones asociadas habían presentando al inicio del programa tanto a Orson Welles como al Mercury Theatre en la adaptación de «La guerra de los mundos» de H. G. Wells, muchos radioyentes sintonizaron más tarde la emisión o, simplemente, no prestaron la suficiente atención a una simple introducción de lo que parecía un programa cualquiera.
Así, en plena víspera de Halloween, tan solo tuvo que prender la mecha con un comienzo espeluznante: «Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez... Continuaremos informando».
Tras el primer corte y para darle aún mayor veracidad a la noticia, Welles retomaba la supuesta emisión de una orquesta desde el Hotel Meridian Plaza para volver a parar a medida que la ficticia invasión extraterrestre se iba desarrollando, «damas y caballeros, tengo que anunciarles una grave noticia. Por increíble que parezca, tanto las observaciones científicas como la más palpable realidad nos obligan a creer que los extraños seres que han aterrizado esta noche en una zona rural de Jersey son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte...».
Alrededor de 12 millones de personas escucharon la transmisión. Las interrupciones eran cada vez más frecuentes y con un mayor tono de alarmismo, como prueba la secuencia del personaje Carl Philips desde Grovers Mill, en el Estado de Nueva Jersey, donde supuestamente estaba sucediendo el aterrizaje: «Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...»
Los datos de audiencia estiman que cerca de 12 millones de personas escucharon la transmisión y otras tantas cayeron presa del pánico abandonando sus casas y colapsando carreteras, estaciones o comisarías de policía. Los teléfonos de emergencia echaron humo durante varias horas recibiendo multitud de mensajes que decían haber visto a los extraterrestres. El polémico acontecimiento, que terminaba con la «muerte» del propio Orson Welles a causa de los gases que emanaban los invasores, en lugar de suponer el fin de su fulgurante carrera, no fue más que el inicio de una leyenda.


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